La ansiedad es el gran problema de nuestra sociedad y afecta, al 4% de la población mundial, el 65% de las cuales son mujeres. Se calcula en 170 millones * (según el World Economic Forum) y si se prolonga en el tiempo se puede convertir en depresión y una de las lacras más importantes de nuestra economía, motivo de baja laboral que represente unos costes que se calculan en trillones de US$.

La incertidumbre que nos gobierna debido a la COVID19 y el miedo generalizado a contraer la enfermedad, unidos a los cambios que se están produciendo en la sociedad, hacen que nuestros pensamientos se queden atrapados en un bucle peligroso que nos generan emociones negativas y cuadros de ansiedad que nos impiden pensar con claridad.

Ahora nos toca discernir si nuestra preocupación en el momento actual, está justificada. Si tenemos miedos a un peligro real o nuestros pensamientos se están guiando por emociones puntuales negativas, debida a “creencias” arraigadas en nosotros que debemos plantearnos, cuestionarnos para intentar cambiar. 

Entender el dolor y su diferencia con el termino sufrimiento es esencial para adecuarlos al momento que estamos viviendo.

El Dolor: es consustancial con la naturaleza, y se produce ante una enfermedad o perdida de una persona, un trabajo o una relación.

El Sufrimiento sin embargo es la historia que yo me cuento de lo que pasó. Si justifico mi infelicidad y mi dolor basándome en una historia que me cuento y justifico mi actitud negativa y tristeza en un el hecho pasado, me estoy contando una historia que es de generación propia.

Si me paso la vida mirando hacia atrás es muy difícil que mire hacia adelante. A veces el pasado nos esclaviza, en vez de informarnos, prevenirnos y orientarnos. Muchas veces nos quedamos anclados en el sufrimiento que me produce la historia que me cuento.

Para poder evitar quedarnos anclados en el sufrimiento, lo ideal es racionalizar la información y buscar por debajo de la razón (a veces información cuestionable).

En otro artículo del blog hablamos de cómo pasar del rencor al perdón para poder pasar a la acción. 

Mario Alonso Puig pone un ejemplo que me encanta y es Egipto, cuando se descubrían tumbas … que difícil es creer que debajo de un desierto hay tales tesoros.

Somos mucho más de lo que vemos… y por supuesto muchísimo más de lo que pensamos.

Vivimos asustados ante cualquier cambio y esos cambios nos generan inquietud.

Debemos encontrar la manera de pasar del paradigma del miedo al paradigma de la confianza porque en la vida nos vamos a encontrar con grandes retos en muchas ocasiones. Ahora caso toda la población mundial está sometida a un gran reto. Si a esto le añadimos desesperanza, culpa o vergüenza, complicamos innecesariamente el momento y lo convertimos, innecesariamente en problema.

Las emociones nos ayudan a resolver problemas…

Algunas de las emociones que experimentamos son consecuencias directas del evento que experimentamos. Por ejemplo supongamos que estoy en un safari en África y me encuentro con un león… la emoción es el miedo, sin embargo en la vida cotidiana, sentimos falsos miedos como si nos fuera la vida en ello, es lo que llamamos falsos miedos, que nos afectan la forma de ver y sentir la realidad.

Me estoy refiriendo a:

• Miedo a decepcionar a alguien
• Miedo a no estar a la altura
• Miedo a fracasar
• Miedo a equivocarme
• Miedo a parecer vulnerable
• …

Y esos miedos nos producen emociones, de estrés, frustración, desesperanza. Cuando la emoción se alarga en el tiempo se convierte en estado de ánimo.

Podemos tener desesperanza en un momento porque no nos ha salido un proyecto, contrato o cliente que llevábamos tiempo trabajando o preparando, pero si ese “fracaso” lo incorporamos a nuestra vida lo convertimos en un estado de ánimo.

Nuestras creencias ancladas en nuestro inconsciente generan formas de valorar lo que ocurre.

Algunas de esas creencias nos limitan y otras creencias nos empoderan. Imaginemos en ese mismo caso que como consecuencia de haber perdido un cliente o que no haya salido determinado proyecto empiezo a decirme: yo no soy capaz, no siro para esto, esto no es lo mío, no sé qué hago aquí, “no estoy preparada para esto”…

Ese diálogo interno es el que nos destroza y hace falta cambiar. Muchas de nuestras emociones no proceden de una respuesta normal a los acontecimientos sino de creencias ancladas en nuestro inconsciente.

La consciencia es aquello que me permite ver algo que no veo.

La atención es la luz que nos guía.

La misma realidad enfocada desde distintos ámbitos consigue diferentes resultados tener una actitud adecuada es muy importante ara poder adaptarnos al nuevo escenario y desarrollar nuestra resiliencia, tan necesaria en estos momentos.

Hay emociones toxicas resultado del resentimiento, ira o frustración, que cuando se transforman en estados de ánimo cambian el estado hormonal y se ponen en marcha hormonas de que afectan a nivel genético. Esas emociones son tóxicas y cuanto más vueltas le des a lo que ha pasado, peor va a ser.

En este momento, se percibe que muchas personas estás atravesando un momento especialmente doloroso por la pérdida de trabajo, empresa o incluso la pérdida de un ser querido y atribuyen la culpa a algo a alguien a quien responsabilizan de esa pérdida. Podría ser su jefe, un cliente, proveedor, el gobierno o cualquier persona cercana a quien echas la culpa de lo que está sucediendo.

Tres ideas para cambiar tu foco de atención y pasar a la acción para conseguir mejores resultados

• Una manera de salir de esa situación que te está causando dolor es reconocer esa rabia y perdonar. El perdón te va a devolver el equilibrio. Teniendo presente que perdonar no implica estar de acuerdo con lo que han hecho sino, entender / aceptar que esa persona era lo único que sabía hacer en ese momento, quizá por su “nivel de ceguera” o “incapacidad” para hacerlo mejor, y eso era lo único que sabían hacer. Perdonar no es estar de acuerdo con lo que algunas personas hicieron, sino dejar ir el rencor que nos ata y esclaviza.
• La segunda manera de salir es buscando un objetivo a futuro, una motivación que te impulse a trabajar, a desarrollarte personal o profesionalmente en otra dirección. Encontrar un propósito trascendental por el que trabajar cada día.
• La tercera es la actitud proactiva y acción enfocada con un plan de acción.

Si estas pensando en dar un paso adelante y buscar una re orientación o reinvención profesional, lo mejor es que dejar ir esos pensamientos negativos y poner el foco de atención en aspectos que te empoderen.

Reinventarse… no es fácil, pero se puede con la ayuda adecuada.

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